
Pero ahora que lo sabemos y que terminaste de hablar, hacés lo más temido: te quedás esperando. Y yo no sé qué decir y vos me mirás para que diga algo. Ignoro cómo lo lográs, pero el tiempo otra vez está de mi lado. El tiempo empezó a correrme. Me corre y se va escapando. Estoy seguro de que, diga lo que diga, jamás podré decir lo apropiado.
Te diste cuenta de que es tarde para tratar de cambiarme, para pedirme que cambie y para después poder contarlo. Ahora no sirve volver con explicaciones, creer que reconociendo se arregla y pedir nuevamente un balance. Ya no vale decir todo será diferente, noto que estoy muy distinto, podés tranquilizarte. La primera vez es culpa del otro; la segunda, un problema de los dos pero la tercera es sólo responsabilidad de uno.
Por eso ya es tarde para seguir quejándonos de nuestros padres, para vivir en un lamento y sentirnos tan afectados. También para continuar con el duelo, engolosinarse con la tragedia y confundirse cuando se está llorando.
Ya es tarde para haber pagado lo justo, ver si no había otra cosa y evitar salir de garante. 1Y también para pensar que siempre me hacen lo mismo, que no tengo nada que ver y tratar de desligarme.
No pienses que quizá con el tiempo y mejorando las condiciones, esto va a empezar a gustarte. No ocurrió hasta ahora, mañana sería un disparate.
Viste, tenía razón, al final no dije nada apropiado. Pero ése no es el problema. El problema es que estás tan bonita que hablo y me voy enredando. Andábamos tan bien y ahora invitarte a salir sería un escándalo.
No me sirve saber que la pelea, cada tanto y bien llevada, cumple una función sanitaria. La pelea sacude, recicla, deja los ánimos levantados. Prohíbe quedarse dormido no sólo en la rutina sino en cualquier otro lado. Además es magnífica para tener al otro presente y para que el otro se acuerde de uno un tiempo largo. Pero como tantas otras cosas, su uso diario o excesivo produce efectos letales y lo que puede ser vitamina C se convierte en pasta base. Los que se las creen o pretenden una relación sin tener nunca una sufren con la sensación de que nada tiene arreglo, de que para todo es tarde. Una verdad absoluta que dura hasta amigarse.
1 comentario:
y no, las relaciones no se pretenden, simplemente son, fluyen, y si valen la pena, hay que dejarlas fluir..
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